Siempre he sido muy reacio a ver
documentales de animales, donde a menudo la visión antropocéntrica del hilo
argumental tergiversa la realidad, llegando al punto de interpretar la Teoría
de la evolución de las especies como una transformación con una finalidad por
sí misma o a cambios fruto de la voluntad propia de los individuos de una
especie, con frases al más puro estilo Pokemon
como “esta rana ha desarrollado unos colores vivos para ahuyentar a los
depredadores”.
Las necesidades de mejorar la
audiencia de estos espacios han generado la aparición de programas como “El
último Superviviente”, emitido por la cadena Cuatro, dónde el presentador,
conocido como Bear Grylls, entraba en la selva para recordarnos que el ser
humano aún es capaz de matar, explotar y utilizar para su propio beneficio sin
ningún tipo de escrúpulo el resto de animales y medio, vaya por donde vaya, a
cualquier rincón del mundo, o la actual versión española llamada “Frank de la
Jungla”.
Este último programa, hará una
visita a la Fundación Mona, según informa la página web de la organización con
la finalidad de “acercar la fauna de la península y sensibilizar sobre la tenencia
de mascotas exóticas”. Reconozco que para este tipo de organizaciones el acceso
a los medios de comunicación suele ser limitado y se vive cada oportunidad como
una forma de promoción, y especialmente en caso de un programa en una cadena de
ámbito estatal en prime time, pero no
todo vale, la imagen de los animales que dan estos programas se encuentra muy
lejos de la que promueve el movimiento para los derechos de los animales (y
hasta me atrevería a decir, del movimiento ecologista). Creo sinceramente que
la actividad de la Fundación Mona (www.fundacionmona.org)
se merece un trato más respetuoso, para sus beneficiarios y para los que le dan
soporte.