dijous, 12 de gener del 2012

¿Por qué me lo tomo todo tan a pecho?

¿Por qué tener un plato de carne enfrente me provoca (curiosamente cada vez más) una incomodidad que hace que me aísle de la conversación de la mesa? ¿Y por qué esta incomodidad se convierte en tristeza y decepción con las personas que a las que quiero?

Durante todos estos años no he aprendido a asumir que estoy rodeado de explotación animal. Lo cierto es que tampoco lo he intentado, ya que no creo que eso tenga consecuencias muy positivas para los animales y tampoco pienso que sea capaz de hacerlo. Pero el hecho es que aún hoy me sorprende ver lo que la gente compra en las paradas de los mercados, ver los carros de la compra de los supermercados o pidiendo en un restaurante. Es una pequeña decepción que te llevas día a día, de forma continua, sólo por el hecho de salir de casa.

Para analizar esta incomodidad puedo hacer la reflexión desde otro punto de vista: ¿Cómo reaccionaría la gente si por ejemplo, me posicionara a favor de la superioridad de la raza blanca e incluyera en mi día a día discursos y actividades que fomentaran el racismo? Con toda seguridad, dejarían de incluirme en su grupo, y con razón. Aún así, si todos estamos de acuerdo que el especismo tiene las mismas raíces que el racismo, ¿por qué estoy tan convencido que aislarme de según quien no es la mejor solución?

Seguramente la respuesta la encontramos a hechos como el soporte legal y la aceptación generalizada de la sociedad en la lucha contra algunos tipos de prejuicios, suporte que de momento no tiene el movimiento por la abolición del especismo, y a la vez en la necesidad de relacionarnos en sociedad.

Pero esta respuesta no me soluciona mi problema: quiero estar cómo con la gente a la que quiero. ¿Alguna propuesta?

1 comentari:

  1. Pues yo no tengo ningún consejo nuevo (ya hemos hablado mil veces de esto), pero te felicito por tu nuevo blog :)

    ¡Sigue escribiendo!

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